domingo, 31 de octubre de 2010

¿Hasta cuando la violencia en los estadios? Nuevamente una barra aurinegra causo destrozos esta vez el estadio Metropolitano de Mérida

Por Juan Manuel Baena. Continua la violencia desmedida, destrozos sin control y lo peor! y más preocupante es que muchos dirigentes y directivas de clubes los apoyan, costean gastos, facilitan entradas y alcahuetean tales desmanes. Pocas directivas han actuado con mano dura y autoridad para controlar la anarquía de estos grupos violentos, porque los “hinchas dejarían de alentar” a su equipo

El pasado domingo 17 de Octubre en la jornada 9 del Torneo Apertura, le correspondió el turno al estadio Olímpico Metropolitano de Mérida, en el que tras el cotejo entre Estudiantes y el Tachira causaron cuantiosos daños en la tribuna sur, generando pérdidas cuantiosas. (Pasquale Coppola Gerente Deportivo de Estudiantes de Mérida F.C., publico en su twitter fotos de los destrozos causados por esta barra la “Avanlacha Sur”)
Una parte (y no todos) de los hinchas aurinegros, llamados “Avalancha Sur” quienes se deberían identificar y prohibírsele la entrada a los estadios del país, destrozaron sillas de la gradas, las rejas que dan acceso desde la tribuna al terreno de juego, sanitarios, sistemas de seguridad, puertas y cableado eléctrico.

Dichos destrozos, fueron ocasionados después del partido, mientras los cuerpos de seguridad desalojaban completamente el recinto deportivo, para luego evacuarlos a ellos, tal y como estaba establecido en el plan de seguridad. El grupo de desadaptados, porque es precisamente un grupo y no la mayoría de la hinchada atigrada incluso arremetieron contra algunos miembros de cuerpos de seguridad del estado y destruyeron todo a su paso en ese sector del estadio el cual fue designado exclusivamente para ellos, a fin de evitar confrontaciones con la fanaticada de Estudiantes.

Según reportes del Servicio Autónomo Estadio Metropolitano (SAEM), alrededor de unas 50 sillas fueron arrancadas y destruidas, dos rejas de metal fueron violentadas, puertas de los baños, sanitarios y lavamanos destruidos, lámparas eléctricas, sistemas de seguridad contra incendios y cableado, fueron algunos de los daños ocasionados.

Los equipos y la FVF tienen de una vez por todas, junto a los cuerpos de seguridad del estado y los órganos respectivos, detener esta situación y coordinar una seguridad adecuada al crecimiento del espectáculo.
Ya basta que estos malandros de siempre que se dicen ser la mejor barra del país pero lo que realmente son es una cuerda de salvajes que dañan lo que se construye con tanto esfuerzo en nuestro humilde fútbol. Quien daña un estadio no quiere al fútbol

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