martes, 21 de junio de 2016

De los errores ante Argentina y lo que dejo la Copa Centenario para el naciente ciclo de Dudamel

Sin Peñaralda para atacar la banda izquierda, la mejor opción para no desentonar en las pretensiones era el desequilibrante Otero. Con la inclusión de Seijas en el 11, surgieron más dudas que respuestas, y es que el ex Santa Fe, no había tenido una buena Copa y el argumento para su titularidad, jamás fue fundamentado y el resto de la historia así lo confirmo. Venezuela salió con nervios y la nula respuesta de sus volantes Guerra y Seijas facilitó la proyección argentina. Alexarder quien venía en gran momento, tampoco fue muy estable, y es que de hecho fue por el costado derecho donde más incursiones gauchas surgían. El 1er gol tras un magistral pase largo de Messi, llega porque Higuain recibe muy cómodo, Wilker lo acompaña, le mira pero nunca le achica. Con el 1-0, transcurren los minutos y Guerra y Seijas jamás responden; crecen los nervios y en una infantil desconcentración de Figuera, cae el 2do. Con el 2-0 a cuestas, Venezuela se levanta en actitud y vive sus mejores minutos, suben líneas y Argentina sufre, Salomón tras un corner la estrella en el palo ante un ya batido Romero. Salo se echa el equipo al hombro, y entre él, Tomas y Rolf surgía el empuje, Venezuela arrinconaba a Argentina, llegando a tener tres claras oportunidades. La presión criolla tiene sus frutos y es premiada con un penal por derribo de Josef, quien el mismo se dispone a cobrarlo; Seijas le pide el balón y en uno de los mayores actos de irresponsabilidad y egocentrismo que he visto en el fútbol, con un 2-0 en contra, intenta marcar de "Panenka", tirando un dócil globito a las manos de Romero, quien se queda quieto ante tal regalo.

Sin excusas, lo de Seijas fue una acción más que irresponsable que perjudico a todo el colectivo. Y en el supuesto de que hubiese marcado, más que agallas, más que bolas, cerebro era lo que necesitaba en ese momento. Un acto innecesario que las circunstancias pedían asegurar el disparo. Poco ético para el apremio adverso. Todos pueden fallar un penal. Pero es la forma irresponsable de la intención lo que se critica.
Al inicio del complemento, se esperaba una rápida respuesta del Dt para intentar revertir el golpe. Pasaron 10 largos minutos para que Dudamel hiciera la primera sustitución, para luego esperar por el tardío MINUTO 80, para un segundo e inútil cambio, cuando ya el juego estaba más que liquidado. Sencillamente no es posible que finalizada la primera parte perdiendo por dos goles el técnico no haga cambios en el mismo entretiempo. Se puede perder ante un elite pero la idea no es facilitarle las cosas. Sus volantes creativos abridores (Guerra/Seijas) no funcionaron, y con ello se produjo el desequilibrio y descomposición del ecosistema defensa/ataque que tanto agrado en la fase de grupo. ¿Qué esperar? Un doble cambio con Juanpi y Otero sin importar el resultado final siempre hubiese sido más que aplaudido.


De ahí el asterisco del cual me alarma y espero sea corregido, porque en los 4 juegos de Venezuela, cuando la selección más lo requirió, por la exigencia del partido, conjugado con el menoscabo en rendimiento de uno o más jugadores, Dudamel tardo en demasía para esos cambios, y la historia de los anteriores Dt nacionales ha demostrado que, las veces que la selección criolla se cae en juegos importantes es principalmente por la pasividad para realizar sustituciones en el momento requerido y mala lectura del juego a la hora de escoger al jugador para dicho cambio. Disculpen si no los acompañe de lleno en la euforia ciega, con mi eufemismo, pero son derrotas ante potencias como Argentina donde se ven las costuras de estos detalles que son ocultados en partidos donde se ha ganado con un innecesario sufrimiento. Pero cuando la ilusión y las frustraciones chocan ante una pared, siempre son obviados con un simple “perdimos, porque nos enfrentamos a un grande”. Todo por no distinguir el fondo más allá del resultado. Recuerden el 2T ante Jamaica, y el excesivo desgaste sufrido por Peñaralda ante México cuando debió haber sido sustituido en el 2T y que a la postre muy tenga que ver con la lesión que le impidió jugar ante la albiceleste. las reacciones ante un juego adverso es con cambios, no hay otra forma.

Sin minimizar los logros, también hay que destacar lo bueno y positivo de la mejor actuación en una primera fase de grupos en Copa América alguna, y es por ello que no debe de hacerse sombra a los fallos que evitaron pudiesen alcanzar mayores cosas. En líneas generales, Dudamel está forjando un gran trabajo, recupero la armonía, espíritu, garra y competitividad en la selección, hay una actitud ganadora, como se le vio ante una potencia, con un resultado en contra, se levantó en busca del empate y que errores propios de sus jugadores incluyendo a su portero, evitaron un mejor resultado. Se ha sentado una base de donde partir, hay una Vinotinto que cuando sus jugadores no desentonan, juegan en bloque compacto, demostró que se pueden asociar y elaborar jugadas al toque corto; materia pendiente la definición. Y algo que me agrado mucho fue que Dudamel no se “enamora” de un jugador contra viento y marea. Como se apreció en sus pruebas de distintos jugadores en específicas posiciones.  

De las individualidades, Dani Hernández en su retorno ratifica porque es de lejos el mejor guardameta de Venezuela. Ante México tuvo un juego de élite, realizando una doble tapada de antología. Es un portero de jerarquía que con presencia impone respeto, sobriedad, difícil de batir. Y si bien ante Argentina tuvo sus fallos, para ello está el joven José Contreras para recordarle que tiene competencia en el puesto.

Rolf Feltscher fue quizás el mayor acierto de Dudamel, mantuvo un alto performance durante toda la Copa. Solido defensivamente, de constante proyección a campo contrario, Es al amo y señor del lateral izquierdo. Su actuación debería llevarle a un equipo de primera división en Europa.

Peñaralda llego para quedarse, su aporte, desequilibrio y velocidad no tiene límites. Sobre Otero habrá que preguntarse ¿por qué siendo tan necesario, fue tan marginado de la Copa?, es junto a Adalberto el más desequilibrante y talentoso de la selección. Misma pregunta por Juanpi.  

Para que Arquímedes Figuera se termine de consolidar internacionalmente, debe dejar de confundir intensidad con agresividad. Debe controlarse para crecer, porque garra y calidad tiene de sobra, y es otro titular indiscutible, el socio ideal de Rincón.

Gran trabajo de Alexander González, en un nivel superlativo, suplió a cabalidad a Rosales, sube y baja, de constante verticalidad. Será un pilar en este nuevo proceso.

Sobre los centrales, Wilker Ángel viene en ascenso, está creciendo y consolidándose, se aprecia más consistencia; está corrigiendo rápidamente de sus propios errores, fallo en la marca del primer gol argentino. El torneo venezolano le quedo pequeño, en una liga de mayor categoría le fortalecerá. Del mismo modo Sema Velázquez con su crecimiento le pide a gritos el puesto sobre Vizcarrondo, quien volvió a tener lagunas, y sufrió cada vez que los rivales imprimían velocidad; la colectividad defensiva de sus compañeros, le ayudo a verse mejor de lo que en verdad estuvo las veces que fue exigido. Considero que Vizca, debe dar un paso al costado, su titularidad  produce más dudas que garantías. Por ello, Dudamel no puede darse el lujo de descartar Túñez.

Con Dudamel, Salomón está viendo más balones, es más participativo que en los dos ciclos anteriores de la selección. Se siente muy cómodo con el sistema del estratega.  

Sobre Josef Martínez, no me convence como a la mayoría así lo ve como el fijo para acompañar a Rondón. Por una sencilla razón. Es innegable que posee muchos aspectos positivos, es un batallador que suda la camiseta, ágil para el juego asociado y el toque en corto pero le falta lo más importante que se le exige a un  delantero y es su falta de definición, que concrete los goles. Quizás sea muy exigente, pero jamás conformista, y es ahí donde espero que otros referentes del área como Miku, Santos y Gelmin Rivas, sea puestos a prueba. Y no nos olvidemos que existe Jhon Murillo, Machís y Mario Rondón. Tres volantes ofensivos de confirmada calidad. El ciclo de Dudamel apenas comienza, hay los elementos para competir ante cualquier selección, solo debe ser administrados con la mejor lectura para que juntos formen un todo.  

martes, 7 de junio de 2016

A lo que apunta Dudamel, y su debut ante Jamaica

Cuatro juegos amistosos fue lo que alcanzó antes del inicio de la Copa América Centenario, para que Dudamel vaya armando lo que quiere ver sobre el campo de juego, siendo lo mostrado ante Costa Rica lo más parecido a lo visto ante Jamaica.

Ante todo, hay que resaltar un detalle básico pero fundamental, el retorno de la armonía al grupo; el ameno ambiente que se respira, con el nuevo cuerpo técnico. A diferencia del saliente. Con Noel el principal factor X negativo de la selección, por uno u otro motivo, fue la amarga atmósfera que se vivió en camerino. Como bien lo manifiesta Alejando Guerra: “Hay que contagiarse de esa alegría con la que él -Dudamel- trabaja con todo su cuerpo técnico”. Dudamel, rápidamente supera la primera alcabala que era, recuperar el espíritu y la confianza de sus jugadores, de creer en sus capacidades y que con trabajo se pueden logran las cosas, de volver a ser competidores.

Venezuela fue de menos a más, con un inicio timorato hasta que se fue asentando con el correr de los minutos. Clave de ello fue el factor colectivo, que obviamente necesita que sus piezas individuales estén engranadas para que juntos formen un todo; uno de sus principales protagonistas es el indiscutible Arquímedes Figuera. Tras la partida de Lucena, al fin Rincón consiguió el socio ideal que le acompañe en la primera línea de volantes; sólido y zagas al corte, se anticipa a la jugada del rival, domina la posición a placer; dándole así la libertad y confianza a Tomás para proyectarse al ataque. Con Tomás y Arquímedes, Venezuela gano en control, espacios, quite y posesión de la pelota. Juntos significan garantía.  

En la misma onda, con el retorno de Rolf a la selección, se está solucionando un gran dolor de cabeza que había en el lateral izquierdo. Su actuación, fue más que positiva. Salvo par de desaciertos de marca en el juego aéreo; defensivamente, Feltscher brindo solidez, nunca fue superado en el uno contra uno, creció con el partido, y si bien en sus proyecciones no posee la fluidez y desenvoltura ofensiva de un “Zurdo” Rojas, se le vio seguro en las salidas controladas, supo asociarse con los volantes e hizo correctos pases de cambio de bandas que oxigenaban las ideas, cuando por su costado el rival cerraba sus líneas; no me quedan dudas que es el nuevo dueño de la posición. Y ni hablar de Rosales quien tuvo una participación impecable tanto en defensa como en verticalidad.

Con respectos a los centrales, Vizcarrondo volvió a verse muy lento, y sufrió con la velocidad de los volantes jamaiquinos; la colectividad defensiva de sus compañeros, le ayudo a verse mejor de lo que en verdad estuvo las veces que fue exigido. Considero que Vizca, debe dar un paso al costado, su titularidad  produce más dudas que garantías. A diferencia de éste, Wilker Ángel viene en ascenso, está creciendo y consolidándose, se aprecia más consistencia; está corrigiendo rápidamente de sus propios errores.  

De lo positivo, la renta y el sufrimiento. Venezuela en el primer tiempo tras dominar sus propios desórdenes defensivos, se fue afianzando, ganando en volumen de juego, se desplazaba en bloque, circulando el balón en la búsqueda de espacios, disfruto del juego asociado. La jugada del gol, surge con un Rolf anticipando que corta un pase y asiste de primera, creando una hermosa jugada de 4 toques rápidos consecutivos con Seijas, Salomón y Guerra que finaliza en los pies de Josef.
Ahora bien, si en la primera parte a Jamaica se le contuvo por la sociedad de los volantes venezolanos, también es cierto que en inicio del segundo tiempo, teniendo un jugador más en cancha, Venezuela sufrió sin necesidad; la lectura de como iba partido pedía cambios urgentes, donde Seijas y Guerra, ya no generaban, se quedaban sin ideas y solo se dedicaban a devolver de primera el balón. Con una evidente lentitud de estos, la selección se fue desvaneciendo en su juego por su falta de movilidad y los cambios entraron excesivamente tarde, que antes rivales de mayor nivel, nos costaría muy caro.

Con la entrada de Otero, demostró que es titular indiscutible y motor de juego, en un minuto saco dos faltas. Su chispa es única en el grupo, debe ser abridor de aquí en adelante. Su cambio debió ser primero que Peñaranda, de quien en los pocos minutos que estuvo, cuando la presión del rival exigía, el del Granada tuvo la tenencia de balón cuando se necesitó. Importante resaltar el retorno de Dani Hernández, quien impone seguridad, y siempre dirige a sus centrales dándoles más confianza a estos, de lejos el mejor portero venezolano.

La victoria no puede cegar los errores cometidos, siendo un proceso que apenas comienza, pero se están viendo rápidamente las pinceladas de lo que el Dt. busca y quiere en el engramado. Hay detalles a corregir como el juego aéreo defensivo, la marca en jugadas de pelota quieta. A su vez, está el retorno de confianza, el manejo del balón en campo rival y el toque rápido. Hay piezas individuales, existe profundidad en la banca, pero que deben ser correctamente administradas sin forzar al tiempo y la circunstancia requerida. Lo positivo de todo es que se está esbozando una idea y el retorno de la competitividad.   

sábado, 4 de junio de 2016

VINOTINTO, a empezar de nuevo


Después de tantos años de tropiezos, de vejámenes dentro y fuera de la cancha, de ser la sátira del continente, luchando contra las humillaciones, y aunque aún hoy en día se sigan padeciendo, se habían hecho grandes avances tanto en lo deportivo como en la parte humana. De sufrir por migajas tiradas a la orilla de la acera y exigir un poco de respeto, al por fin decir ¡Estamos presentes!, ¡Somos competitivos!

Pero de repente reaparece ante las expectativas más altas del fanático, el nefasto recuerdo de aquella cenicienta, la de los errores infantiles, por el que tanto se luchó acabar, un retroceso de 15 años tras un continuo bregar en ascenso para volver a darnos otro golpe contra el muro de la frustración y lamentos.

Es verdad que aún no somos nadie en la historia y plano futbolístico internacional, pero la Vinotinto se estaba haciendo de un nombre en Sudamérica. Llegada la real y tangible profesionalización de nuestro jugador de selección, comenzaron la exportación de estos a distintas ligas de América y Europa. Ya hay nombres consolidados y jóvenes promesas que apuntan posicionarse en la élite. Una gran generación a la que no han sabido (salvo contadas ocasiones) aprovecharle y -de manera fusionada- explotarle toda su voluntad, destreza y talento, haciendo de ellas un todo.  

Para los rivales y vecinos del continente, enfrentarse a nuestra selección ya no significaba cumplir con un mero formalismo de calendario para sumarse los tres puntos. El cotejo representaba algo serio. Era sudar y  ensuciarse.

Ser llamado por el seleccionador nacional era llenarse de orgullo y euforia, ponerse la camiseta un compromiso. Y éste nacimiento lo recogió el seguidor y fanático venezolano, huérfano de algo propio, quien siempre adoptó lo de afuera.

No es extraño que casi nada se escapa de la atmósfera negativa que vive el país; con la caída del vitalicio Esquivel y toda la cadena de hechos que trajo consigo. Esa criatura que con tanto celo, el seguidor venezolano había arropado como suya, su orgullo -su paño ante la crisis nacional- hoy parece haberse roto, partirse desde adentro en una implosión de intrigas y misterios, dimes y diretes que erosionaron todo el entorno del aire limpio, que la Vinotinto tanto representa como simbología de éste país.  

Sanvicente, en la Copa América, su primera prueba de fuego, se vieron las primeras costuras de lo que vendría a priori; fue excesivamente conservador al "ir por lo seguro". Mantuvo y estiró el mayor tiempo posible el mismo 11 inicial en cada partido. Más miedo a perder, que ir por la victoria desde un primer momento, desconfió de sus elementos, de la rebeldía y talento joven.

Para la Eliminatoria, siendo un DT que no estaba acostumbrado a la derrota en el fútbol local, paso mucho tiempo en esa zona de confort, y al encontrarse con un nuevo escenario desconocido para su habitual manejo, colisionó quedando atrapado en una crisis de malas decisiones, malos resultados, enfrentamientos internos con sus jugadores. Situación que no supo manejar y se le escapó de las manos. Sin el dominio de la comunicación correcta para tratar con futbolistas que hacen vida y están en otro nivel y ambiente años luz del fútbol venezolano al cual estaba avezado.


Un técnico puede saber mucho de fútbol, de tácticas y estrategias, el detalle está, en saber transmitir con claridad dicha idea. El mensaje debe llegar con la mayor simplicidad posible a los jugadores; y que estos sean convencidos de lo que se le pide, lo materialicen en cancha.Si se pretende imponer y los resultados no acompañan, llega la pesadez y se acaba la “diversión” del juego. Por aquello del tiempo de respuesta: en un club se tiene toda una temporada para encontrar las fallas y engranar tus piezas, en la selección apenas cuentas con 4 días con tus jugadores.

En su tozudez, Sanvicente cometió un gravísimo y costoso error al “no ser el técnico de sus jugadores” por “aliarse” con el presidente de la Federación. Chita no es una víctima de las circunstancias, él se cansó de decir, “aquí nadie está borrado”, -pero a excepción de su reunión con los capitanes en Europa- en ningún momento se comunicó con el resto del grupo de manera abierta con los medios de comunicación. Jugó para ambos bandos, siendo él un asiduo protestante de la negligente política impartida en el seno de la FVF, fue contrario a sus principios.

Más allá de ser un contratado de la Federación, debió mantenerse al margen de las disputas económicas jugadores/federativos y solo exigir enfoque y entrega para el fútbol. Irresponsablemente, descartó a muchos meritorios por creer poder ganar con improvisaciones (como el caso del descartado Guerra y luego de sustituir a un lesionado, es titular ante Chile), optar con jugadores que no estaban a nivel, en vez de ir por la lógica con los mejores.

Noel, debió comenzar su proceso de renovación de manera gradual y equilibrada en la misma Copa América, descartar jugadores de ciertas posiciones que ya habían cumplido su ciclo en la selección y definir su 11 con la idea de lo que quería. De haberlo hecho y haber sido fiel a sus convicciones nadie podía juzgarle por dar paso a la camada emergente que de una y otra forma obligatoriamente tenía que disponer de estos, cuando ya los viejos nombres no dieran para más, y ya le fuese demasiado tarde, y por tiempo y malos resultados, como así se dio, no le alcanzo para meterse en la clasificación. Fue más su miedo a perder partidos que “arriesgarse” con los que se la tenía que jugar y ahí estuvo la clave de todas sus fallas a lo largo de su tortuoso ciclo. 


Con la llegada de Dudamel a pesar de la frustración que da verse prácticamente eliminado, a la espera de lo que podrá aportar, comienza con buen pie al volver a llamar a necesarios jugadores que Noel había descartado, y reconforta aún más, su discurso de apertura, y el mensaje a sus jugadores: “Quiero un once ganador, que se erice cuando escuche el Himno Nacional”. “A la selección no se viene por un viático, por un premio. No vivimos de los intereses. A la selección se viene por grandeza, se viene por la gloria. Despertaremos el orgullo de jugar por la Vinotinto”.

A esas últimas líneas, quiero acotar la molestia sentida en las declaraciones de Salomón, al insinuar que por un dinero prometido y no cancelado, “se le dificulte jugar con la concentración y ganas necesarias”. Mi amigo, es más que claro que el futbolista profesional está en todo su derecho de cobrar sus primas y premios, sumado a ello, denunciar los actos que considere faltos de principios y profesionalismo de parte de la Federación que atenten al entorno de la selección, pero de ahí a que dicha molestia interfiera en el rendimiento, lo mejor para todos es que su protesta sea no presentarse; más inaceptable es no dar el todo en la cancha. La entrega no se negocia.  

Hay dos frases que encajan muy bien con el técnico saliente y el presente de la selección:“Tenemos que darnos cuenta de nuestros errores y no querer jugar para determinado periodista que piensa distinto” de Diego Maradona. Y la otra: “Para ser un gran jugador profesional es necesario tener mucho espíritu amateur”, de Marcelo Bielsa.

A Dudamel le tocará la ardua encomienda de limpiar la cara, recobrar la credibilidad, y el  ecosistema del grupo, convencer, seducir y solo los resultados en el terreno dan eso; para volver a decir con orgullo “¡Somos Vinotinto!”