jueves, 27 de octubre de 2011

La meta por ser internacional al mejor postor

Atrás quedaron las selecciones netamente "puras", donde los 11 apellidos de toda una selección nacional se relacionaban directamente con su país de origen al solo pronunciarlos. El mayor ejemplo de este "boom globalizado" lo vemos en selecciones como la de Francia, compuesta por muchos jugadores de origen africano, pero la más llamativa sin duda es la poderosa selección alemana, cuyas principales figuras son nacionalizados u originarios o desendientes de padres de otras nacionalidades distinta a la alemana, por solo nombrar: Miroslav Klose, Mario Gómez, Gonzalo Castro, Cacau, Özil, Khedira, Lukas Podolski; españoles, polacos, turcos, entre otros. Todos jugadores de primer nivel, que dejaron sus países de origen (muchos repudiados por ello, como el caso Podolski, en Polonia) y acogieron la alemana por que les brinda mejores ofertas económicas, profesionales y de competición por la meta de alcanzar un Mundial de fútbol. A diferencia de estos, los brasileros que en su mayoría están regados por todo el mundo, en un sin fin de selecciones -incluyendo Alemania- al verse sin oportunidad y cabida en el Scratch, la poderosa selección de Brasil.

Recientemente otro alemán Manuel Schmiedebach de apenas 22 años, apareció en el ruedo del lente venezolano, un desconocido que a mediados del presente año, mostró interés en vestir la camiseta venezolana, e inmediatamente se le hizo seguimiento, quienes al ver sus grandes dotes como un jugador polivalente, vertical con mucha creación de juego, titular indiscutido en el once del Hannover 96, quien pelea el titulo de la Bundesliga, llenó de agrado y optimismo a los venezolanos de poder contar semejante pieza a la causa de clasificar a un Mundial, solo que nada es color de rosa, y hace pocos días dio declaraciones que crearon polémica y desagrado en el país.

- A continuación extractos de la entrevista a Schmiedebach, hecha por el portal web DW-World.
"Para mí mismo es difícil definir mi nacionalidad. Tengo un poco de todo, claro, más de Alemania porque crecí aquí, pero mucho de Suramérica por el lado de mi madre",
Schmiedebach, ejemplo de venderse al mejor postor  

¿Cómo ordenaría esas tres nacionalidades?
"Mi madre es colombiana, pero yo –como ella- tengo mucho más vínculos con Venezuela, allí está mi familia. Yo soy una mezcla de tres culturas y en su orden yo me siento primero alemán, después venezolano y luego colombiano".

¿Y más venezolano que colombiano?
"Mi propia madre se siente más venezolana que colombiana, eso es porque cuando ella era niña emigró a Venezuela y vivió poco en Colombia. Ella misma dice que es más venezolana que colombiana y yo siento igual, yo me considero venezolano".

"En Venezuela conocen mi posición, me gustaría mucho jugar con la selección pero no todavía, que prefiero esperar el desarrollo de mi carrera en los siguientes dos años".

"Para ello me he dado un plazo de dos años porque sé que también estoy en la mira de la selección alemana y no quiero precipitar las cosas".

¿En el Mundial 2014 en Brasil quizás con la camiseta vinotinto?
"¿Brasil 2014 con Venezuela? Esperemos…"
(fin de la entrevista).

Ciertamente, cualquier venezolano que lea estas declaraciones le serán acogidas con mucho desagrado por la frialdad y naturalidad con las que son expuestas para el mejor favor, de su interés personal. Aunque habla con franqueza, Schmiedebach pide dos años de paciencia para "decidir", claramente en esos dos años vera si su "Teutona" natal lo llama, que es su 1era opción, como así el lo deja claro, y en dos años también sabrá si Venezuela ya esta clasificada o no a Brasil 2014, en criollo a eso le decimos "un paracaidista", de no ser tomado por Alemania optaría luego por Venezuela en el supuesto de ya estar clasificada, a Brasil 2014.

La maratónica novela de Amorebieta con la selección, creo un precedente, donde los venezolanos desconocían que, tras los años de espera por si aceptaba o no el llamado, el técnico nacional muy sabiamente, seguía manteniendo contacto con el defensa vasco, el precedente marco un hecho en que el "repatriado" ahora tiene la opción de tomarse el tiempo que considere necesario para su mejor interés personal, apartando a un lado "el amor" o identificarse por una nación o camiseta, que el hincha tanto afana y encoleriza cuando siente que ha sido mancillado y apartado a un lado.

Para el futbolista, al igual que para un médico le es el salvar vidas, el fútbol es una profesión y en su caso, de muy corta duración, donde hay que saber aprovecharle al máximo. El romanticismo por este deporte globalizado por la comercialización y millones de dolares en patrocinios, pone de un lado las pasiones y "rasgados" de camiseta. Aclaro y no se preste a mal entendidos, los repatriados siempre serán bienvenidos mientras aporten positivamente a la selección, y muchos de éstos la sienten más que muchos criollos del patio, Sam Shepherd y Lázaro "Papaito" Candal, son uno de los mayores ejemplos.

Quizás en dos años o más Schmiedebach aparezca de vinotinto y tras una gran actuación, todo este debate sera olvidado. A él o cualquier otro repatriado, solo se le pide que cuando se uniforme la "sude",  ya que de seguro un criollo por él ira al banco. Lo cierto es que son profesionales y darán todo por la selección, por que es la selección que representan. Esperemos entonces.

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